Nocturno de Vermont


César Calvo

Me han contado también que allá las noches

tienen ojos azules

y lavan sus cabellos en ginebra.

¿Es cierto que allá en Vermont, cuando sueñas,

el silencio es un viento de jazz sobre la hierba?

¿Y es cierto que allá en Vermont los geranios

inclinan al crepúsculo,

y en tu voz, a la hora de mi nombre,

en tu voz, las tristezas?

O tal vez, desde Vermont enjoyado de otoño,

besada tarde a tarde por un idioma pálido

sumerges en olvido la cabeza.

Porque en barcos de nieve, diariamente,

tus cartas

no me llegan.

Y como el prisionero que sostiene

con su frente lejana

las estrellas:

chamuscadas las manos, diariamente

te busco entre la niebla.

Ni el galope del mar; atrás quedaron

inmóviles sus cascos de diamante en la arena.

Pero un viento más bello

amanece en mi cuarto,

un viento más cargado de naufragios que el mar.

(Qué luna inalcanzable

desmadejan tus manos

en tanto el tiempo temporal golpeando

como una puerta de silencio suena).

Desde el viento te escribo.

Y es cual si navegaran mis palabras

en los frascos de nácar que los sobrevivientes

encargan al vaivén de las sirenas.

A lo lejos escucho

el estrujado celofán del río

bajar por la ladera

(un silencio de jazz sobre la hierba).

Y pregunto y pregunto:

¿Es cierto que allá en Vermont

las noches tienen ojos azules

y lavan sus cabellos en ginebra?

¿Es cierto que allá en Vermont los geranios

otoñan las tristezas?

¿Es cierto que allá en Vermont es agosto

y en este mar, ausencia…?

La competencia de la Coca Cola en la India: la “Goloca”


Fuente: Efe

La “Goloca”, que significa morada de vacas en sánscrito, es una bebida popular en la India que está hecha a base de orina de vaca, azucar y hierbas medicinales. Tiene los sabores de naranja, rosas, limón y vetiver.

En la cultura medicinal uyurvédica india, el orine es un ingrediente curativo  muy importante que ayuda a combatir el cáncer, la diabetes y la hipertensión. El ex primer ministro Morarji Desai solía beber día a día su propia orina con el objetivo de mantenerse sano.

«Los hindúes pensamos que la vaca es el animal más importante. Es nuestra diosa y como tal la protegemos. Los regalos que obtenemos de ella son útiles para la salud. La orina o el estiércol, en ese sentido, son un regalo de dios», mantiene el secretario de la Sociedad Goshala de Kanpur (KGS), sociedad que promueve esta peculiar bebida.

Menos grandes mamíferos en África


Menos jirafas, leones y cebras. Según un estudio hecho por la Sociedad Zoológica de Londres (SZL)  y la Universidad de Cambridge, las poblaciones de grandes mamíferos se han reducido en un 60% en los parques nacionales africanos en los últimos 40 años.

Fuente: Efe

El estudio publicado en la revista «Biological Conservation» advierte que en áreas protegidas como Serengeti (Tanzania) o el Masai Mara (Kenia), muchas de las especies se encuentran bajo la amenza de los cazadores furtivos, quienes se dedican principalmente a la venta de carne de animales salvajes. Según los científicos, el oeste africano es el que se encuentra más desprotegido ya que en él las poblaciones de animales han disminuido de manera alarmante (hasta en un 85%).

Sin embargo, aún se guardas esperanzas. El director de programas de conservación de la ZSL, Jonathan Baillie, afirmó que, «aunque los resultados son mucho peores de lo esperado, el incremento del número de ejemplares en la zona del sur de África da algo de esperanza y demuestra que las áreas protegidas pueden ser realmente efectivas para procurar la conservación de grandes mamíferos, si se cuenta con los recursos suficientes».

Precious illusions (Alanis Morissette)


you’ll rescue me right? in the exact same way they never did..
I’ll be happy right? when your healing powers kick in

you’ll complete me right? then my life can finally begin
I’ll be worthy right? only when you realize the gem I am?

but this won’t work now the way it once did
and I won’t keep it up even though I would love to
once I know who I’m not then I’ll know who I am
but I know I won’t keep on playing the victim

these precious illusions in my head did not let me down when I was defenseless
and parting with them is like parting with invisible best friends

this ring will me yet as will you knight in shining armor
this pill will help me yet as will these boys gone through like water

but this won’t work as well as the way it once did
cuz I want to decide between survival and bliss
and though I know who I’m not I still don’t know who I am
but I know I won’t keep on playing the victim

these precious illusions in my head did not let me down when I was a kid
and parting with them is like parting with a childhood best friend

I’ve spent so long firmly looking outside me
I’ve spent so much time living in survival mode

La gringa más inga


Es una gringa que vive en California, cerca al puente Los Ángeles, en el Condominio Los Cóndores de Chaclacayo. Llamarla por el nombre que figura en su partida de nacimiento, Ingeborg Zwinkel, sería como cortar la mitad de su cuerpo. Ella es la Gringa Inga, nada más, la más querida del Perú. Acompañó a Augusto Ferrando durante 39 años en su programa Trampolín a la Fama, donde le pusieron el apelativo que hasta ahora la acompaña. Hoy se refugia en la soledad de su casa en Chaclacayo, donde vive hace 39 años y pasa el día matando el tiempo, tratando de rescatar los recuerdos que ya se han ido de su frágil memoria.

Para llegar a la casa de la Gringa Inga, uno se tiene que bajar en la carretera central, caminar unas cuadras y adentrarse en el Condominio Los Cóndores, subir un pequeño camino de tierra y tocar una campanita que se luce en la reja de la puerta. Pronto asomarán la cabeza por la ventana de la casa, en lo alto del cerro, Rosa o Tito. Demorarán en bajar unos minutos, porque ir a la casa de la Gringa Inga no es fácil. Se tiene que caminar por un surco de tierra y subir muchas escaleras de piedra que, por fin, desembocarán en el lugar favorito de la Gringa Inga: el patio, rodeado de árboles y plantas. En el centro, un rústico juego de sala adorna el lugar. Al fondo se asoma una parrilla y una piscina llena de desmonte que nuca ha sido usada.

Cinco de la tarde del 31 de diciembre de 1994. El set de Trampolín a la Fama está atiborrado de publicidades de todo tipo: Goldex, Gloria, Viniball, Cebra, Faucett Perú. Del techo cuelgan globos de colores que complementan la decoración estridente del programa. Parados en el centro están, Leonidas Carvajal, Violeta Ferreyros, Tribilín, Chicho, la Gringa Inga y Augusto. —Ahora le toca a la Gringa Inga, ¡Ay Dios mío!— gesticula Ferrando con su voz ronca y pegajosa, pasándole el micrófono con rapidez. Ella, con la mirada perdida, el cabello alborotado y una chompa morada adornada con un collar de bolas negras, empieza a hablar con su castellano masticado. —Bueno, yo quiero decir ustedes, el año pasado ya entiérralo. El año nuevo haga surcos nuevos. Si usted tiene un deseo, un pequeño sueño en su corazón, hágalo y tú vas a ver que si tú empieces, Dios te va ayudar a cumplir—. Sonríe y camina encorvada hacia Ferrando. Aplausos. Un comercial y volvemos.

El conocido conductor de televisión había logrado reunir a los personajes del cholo recién bajado (encarnado por Carvajal), a la criollona (Violeta), al negro poco inteligente (Tribilín) y a la extranjera despistada y bonachona (Ingeborg). El primer programa del conocido locutor hípico se transmitió un sábado por la tarde de 1967. Aquellas épocas eran tiempos bonitos para la Gringa Inga. Le gustaba hacer reír a la gente porque ella sentía que ayudaba a las personas espiritualmente y les alegraba la vida. Paralelamente al programa, realizaba shows infantiles y visitaba albergues y prisiones.

Pocos saben que nació en Alemania y se mudó a sus cortos seis años a Estados Unidos. Su padre era muy inteligente, porque inventó algo que ella no recuerda ahora. Tuvo una infancia muy dura: además de ser muy pobre, sufrió maltratos debido a los prejuicios que se tenían de su país de origen. Se casó con Luis De La Torre, un diplomático peruano, y vino a visitar el Perú por diez días, tiempo que se multiplicó por un millón porque desde esa fecha se quedó a vivir para siempre. Simplemente se enamoró del Perú, no hay más explicación. Ahora, la Gringa Inga no recuerda con quién se casó, ni hace cuanto tiempo, sólo sabe que su esposo le llegaba a los hombros y ríe cada vez que lo cuenta.

El 13 de diciembre de 1983 fue tomada como rehén en la cárcel de Lurigancho mientras preparaba, con unas monjitas, una chocolatada navideña para los presos. Una religiosa murió en la balacera  y la Gringa Inga fue rescatada por la policía con heridas en el cuerpo.

En 1996, luego de 39 años de transmisión, Trampolín a la Fama llegó a su fin. Tres años después, Augusto Ferrando murió de cáncer generalizado a las 10:55 de la noche en la Clínica San Felipe. Hoy la Gringa Inga no recuerda de qué murió Ferrando, ni hace cuanto tiempo la dejó. Sólo guarda en su trajinada memoria la imagen de un buen Ferrando que siempre ayudaba a la gente. El fallecimiento de su jefe y amigo íntimo le afectó mucho. Según un diario nacional, se enteró cuando caminaba desprevenida por la avenida Javier Prado y un desconocido se le acercó y le comunicó la terrible noticia. Entró en shock, simplemente no lo podía creer. Ella y Tribilín se desmayaron por unos segundos cuando introducían el ataúd en el nicho del cementerio El Ángel  ante la multitud que lloraba la partida del conductor más popular de los últimos tiempos. Desde aquel día se alejó de la vida pública y se recluyó en las montañas de Chaclacayo, porque siempre soñó con vivir en un lugar así. Desde el último programa de Trampolín, apareció muy poco en la televisión. A los pocos años, se hizo ver en una miniserie del canal siete interpretando, sin parlamento, a la descubridora de las líneas de Nazca, María Reiche.

***

Siempre quiso ser periodista, para ayudar a la gente. En su juventud escribió algunos artículos para un periódico en Estados Unidos, pero llegó al Perú y su deseo se desvió convirtiéndose en parte del elenco de Trampolín a la Fama, algo que nunca imaginó. Anhela volver a escribir y quiere que le publiquen sus artículos una vez por semana. También le gustaría volver a la televisión para ayudar a las personas a comprender la vida, que no es nada fácil. Quiere dar consejos de amor porque si uno hace las cosas con cariño, dice, Dios te las devuelve.

Es de noche y lleva puestas dos chompas. No hace mucho frío pero, aún así, tiene las manos heladas. En el patio de su casa, la Gringa Inga se recuesta suavemente sobre una silla gigante de madera. —¿Fumas?— pregunta. Sus ojos azules se asoman entre su rostro arrugado y sus blancos cabellos despeinados. —No fumo— respondo. Frunce el ceño y su cara adquiere una mirada de niña. —Entonces ¿por qué has traído cigarettes?— Un foco alumbra a unos metros la puerta de su casa empotrada en el cerro. —Porque un pajarito me contó que le gustaba fumar— dibuja una sonrisa y alza la mirada como buscando la luna en la oscuridad del cielo. Sus manos se ponen en posición de padre nuestro. — ¡Qué lindo pajarito! ¡Gracias pajarito!— Aspira el humo con placer y lo retiene por unos segundos en sus pulmones. Por fin expira profundamente y apoya su codo contra la silla. —¿De verdad no fumas?— pregunta con el cigarrillo en la mano y una expresión de sorpresa. —Bueno, fumo poco—, se queda callada un momento en tono pensativo. —¿Sabes? yo también, mi límite es de cinco a seis cigarettes por día porque he leído en un artículo que esa cantidad no hace daño—. Termina de fumar y deja la colilla en el cenicero sobre la mesa. 

No recuerda ninguno de los chistes que contaba en Trampolín a la Fama, sin embargo, no pierde el sentido del humor. Asegura que su castellano, que no es fingido, ya es de por sí un chiste y que le gusta hablar con personas que fuman para así conseguir cigarrettes gratis. Lee porque le agrada y es más barato que ir al cine. Adora a los animales y si tuviera dinero se compraría un caballo. Cada vez que puede va a nadar al Country Club el Bosque de Chosica. Ese es uno de sus pasatiempos favoritos porque la mantiene saludable. Su bebida favorita es el vino, no suele comer carne, y su plato preferido es el pescado. También le gusta caminar y conversar con la gente. Nada le molesta, porque está muy agradecida con todo lo que tiene. Quiere mucho a sus tres hijos y, aunque no recuerda quiénes son sus nietos, sabe que los adora.

De vez en cuando se deja ver en las calles de Chaclacayo o en el mercado de Chosica paseando con una bolsa en la mano y una sonrisa en el corazón. Todos voltean a mirarla y la saludan con mucha euforia. Hace más de veinte años que salió de la pantalla chica y el cariño de la gente se mantiene intacto.

A sus noventa años, camina contra el tiempo y trata de rescatar recuerdos que ya se le han escapado de la memoria. La Gringa Inga se sienta en un tronco en la calle cerca de su casa y saluda con una sonrisa a todo el que pase por su lado. Aunque no está en la televisión, sin querer, alegra la vida de las personas con su inocencia, con su mirada, con sus ocurrencias, con su cariño. Porque la Gringa Inga tiene amor para todos. Tal vez ha olvidado muchas cosas por los años que cargan su vida, pero no ha olvidado lo más importante, la esencia de su existencia: ver la vida con alegría.

 

Welcome to hell


En Parca Alta la vida transcurre lentamente. Para llegar es necesario recorrer un camino escondido, cruzar el río y subir un pequeño cerro. La primera casa luce en su entrada un letrero que dice: «Welcome to hell». Coincidencias de la vida. Sin agua ni desagüe, un colegio, una losa deportiva y un local que hace de comedor popular y a la vez de salón para las clases de alfabetización;  los habitantes de Parca Alta ven todos los días desde lo alto del cerro las piscinas, piletas y casas de campo de Parca Baja (la zona residencial). Contradicciones de la vida.

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Fronteras humanas


Veo una noticia y me pongo a pensar.

El lunes 7 de junio, Adrián Hernández de 14 años recibió un disparo en el cráneo por parte de un agente de la patrulla fronteriza de Estados Unidos. El adolescente y cuatro amigos más jugaban en el puente fronterizo ubicado entre Ciudad Juárez y El Paso Texas. En medio del juego, los niños lanzaron piedras al otro lado de la frontera, los agentes se sintieron amenazados y  no tuvieron  mejor idea que disparar. El adolescente, tras huir, cayó muerto en territorio mexicano. Adrián no fue el único. Este mes, empezó a circular en internet un video en el que se observaba como agentes de la patrulla fronteriza golpeaban salvajemente a Anastasio Hernández (24 años) quien se resistió a ser deportado. Tras la brutal golpiza, el joven indocumentado murió.

Es realmente increíble como para muchos cruzar la frontera significa la muerte. La Coalición de Derechos Humanos de Arizona informó que desde el 1 de octubre del 2009 hasta la mitad de junio del 2010, se han encontrado en la frontera los cuerpos de 104 indocumentados. Me pongo a pensar en las fronteras. Existen de todo tipo: culturales, económicas, sociales y territoriales. Fronteras famosas como la Muralla China o Checkpoint Charlie, el más importante de los pasos fronterizos en el Muro de Berlín. Ahora pienso en la globalización y vuelvo a pensar en las fronteras. ¿Es posible hablar de fronteras rígidas cuando cojo un teléfono y llamo a una tía que está en Europa? ¿O cuando comento en facebook la foto de un amigo que conocí en un viaje? ¿O cuando leo una noticia publicada hace unos minutos al otro lado del mundo?

Veo el mapa de África y parece dividido con una regla. Y fue literalmente así. Los representantes de las principales potencias industriales europeas (Alemania, Inglaterra, Francia y Bélgica) tuvieron la genial idea de sentarse en una mesa y repartirse África como si fuera una tarta ¿acaso pensaron en las etnias que estaban separando con sus líneas trazadas indiscriminadamente? Ahora pienso en los pobladores del Altiplano, quienes no se sienten peruanos ni bolivianos, sino Aymaras. O la etnia Puinabe que viven en la selva de Colombia y Venezuela  ¿Para ellos existen las fronteras territoriales? ¿Les interesa? Creo que no.

Hace un tiempo ví un video realmente increíble colgado en YouTube de Natura Cosméticos titulado Fronteras. En él, me pareció interesante la opinión del antropólogo Lautaro Núñez: “nos educaron a ser diferentes poniéndonos fronteras y no nos han educado en cómo ser similares y hermanos haciendo que las fronteras sean lo más flexibles posible”.

Sí, creo que deben existir las fronteras, pero sólo como líneas imaginarias que en lugar de separarnos nos unan en nuestras diferencias. Es necesario romper con las fronteras mentales para hacerlo con las físicas. Por último me pongo a pensar, ¿tienen sentido las fronteras cuando sirven de pretexto para matar a otro ser humano? Vuelvo a romperme el cerebro pensando y simplemente no entiendo cómo para algunas personas sí tiene sentido.